Hasta este momento, si observamos un aula tradicional, veremos una imagen homogénea de aprendizaje, un espacio en el que todos los alumnos parecen aprender a un mismo ritmo y nivel. Nada más lejano a la realidad. Una de las premisas de la educación disruptiva es que todos somos diferentes, cada cerebro es único y aprende de una determinada manera. El modelo estandarizado y generalista, igual para todos los alumnos, debería tener los días contados en el nuevo modelo educativo. Se necesita un nuevo axioma individualizado que sustituya al sistema obsoleto que ha sido predominante hasta este momento y que está completamente alejado de la realidad de la sociedad actual, adaptando el aprendizaje a cada individuo.
Curtis W. Johnson, director de la Education Envolving, lo describe un una interesantísima entrevista en el programa Redes, como “un autobús que va por la carretera hacia el instituto, y que está programado para detenerse únicamente en ciertos lugares, en paradas durante un tiempo concreto. Si alguien va en el autobús, mira por la ventana, ve algo interesante y pregunta si puede bajar a mirarlo, la respuesta es: ¡no! Tenemos que ir hacia la siguiente parada, porque así está programado. No es un sistema muy flexible, la única forma de hacerle frente es mediante la personalización radical”.
Es más, en este nuevo paradigma la educación online adquiere un papel fundamental, pues “si entrevistamos a los profesores online, y la mayoría de ellos empezaron a trabajar en el sector tradicional, ¡casi todos nos dirán que tienen una relación más cercana, más íntima y más interactiva con los alumnos en la plataforma online que cuando estaban en un aula tradicional!, relata Johnson en la misma entrevista, “En el aula tradicional estaban ahí de pie frente a… ¿qué? ¿20, 25, 30 alumnos? Un 20 o 30% de estos alumnos jamás levantaban la mano para hablar, algunos porque se aburrían como ostras ya que todo iba demasiado lento para ellos; otros porque no entendían las cosas y no tenían suficiente confianza como para pedir la palabra y decir que no se enteraban de nada. Pues bien, en el mundo online, ¡esto no puede ser así! El profesor debe tener un contacto individualizado con todos los alumnos, a través de varios medios y constantemente, y además queda un registro informático de este intercambio. Así que, en realidad, no se crea anonimato sino que más bien se elimina”, recalca el director de la Education Envolving.
María acaso, creadora del concepto rEDUvolution y una de las voces más autorizada en la lucha por el cambio de paradigma educativo, nos propone 5 puntos para cambiar la arquitectura del aprendizaje existente hasta este momento:
— En el aula, pasar de lo autoritario a lo democrático, utilizando los dos conceptos acuñados por Alejandro Gustavo Piscitelli, “el no docente” y “el no estudiante”. El primero tendría que renunciar al poder y “el no estudiante” tendría que acatar el poder.
— Lo invisible. Dejar de trabajar de una forma automática y pasar a una manera de pensar reflexiva. Hay que averiguar cuales son las pedagogías invisibles y encontrar quiénes somos como docentes.
— Ruptura del espacio y el tiempo en las aulas, que adquieran flexibilidad. Habría que cambiar el entorno, el mobiliario, personalizar el espacio, utilizar comida en la clase, utilizar música, etc. Y en el plano temporal, utilizar las nuevas tecnologías como Twitter, Skype… y complementarlo con visitas fuera del aula.
— Aprendizaje a través de la experiencia. Es decir, pasar de un cuadro de información cerrado a un cuadro de información abierto. Es decir, incorporar al aula todo lo que está fuera y que a los alumnos les interesa. Utilización de todo lo relacionado con la cultura visual y el entretenimiento, como por ejemplo la música, e introducir el arte contemporáneo dentro del aula mediante diferentes soportes a nuestra disposición.
— Abandonar el modelo de aprendizaje basado en la recepción de conocimiento por un nuevo patrón basado en la investigación y la producción, utilizando una metodología basada en proyectos.
Otros autores, como por ejemplo el economista y colaborador de la revista Forbes, Jorge Flores Kelly, propone otra serie de preceptos para lograr cambiar la educación. El autor del libro México Piensa+ expone, en un interesante artículo titulado Educación disruptiva: oportunidad para dar el salto cuántico, los cinco principios que a su juicio son necesarios para lograr esta transformación:
— Papel de la sociedad civil en la educación: Le hemos dejado la educación al Estado, al menos para todos los demás. La sociedad en su conjunto nos hemos vuelto complacientes y hemos dejado que sea el Estado, con sus recursos, enfoque, método y estructura, el que se encargue de la educación. Lo que los modelos de negocio como Uber, Airbnb, el mismo bitcoin y otros están mostrando es que los monopolios estatales o creados por el Estado y un mandato se están derrumbado a pasos agigantados. Hoy es posible que la sociedad tome un papel mucho más activo en la educación del que ha tomado hasta la fecha. El Estado tiene un papel fundamental en proveer la educación, pero proveer la educación no quiere decir necesariamente que impartirla con sus propias escuelas sea su mandato. Y aun si su mandato fuese impartirla, así como se han roto mitos legales e ideológicos como fue reservar los hidrocarburos para la explotación exclusiva del Estado, es momento de romper con el mito de la impartición de la educación por parte del Estado. Es momento de hacer algo radical (todos) para llevar a un siguiente nivel la educación.
— Uso de la tecnología: La tecnología está facilitando el acceso a la educación a todos niveles, tanto por lo que toca a educación a distancia como por la disponibilidad de contenidos gratuitos en internet. La educación en línea tiene muchos beneficios; entre éstos, la flexibilidad que ofrece. Ahora los estudiantes pueden estudiar a cualquier hora y repetir las clases o ciertas partes según lo requieran, incluso detenerlas para ir al baño y regresar. En cuanto a contenidos, ejemplos sobran, como los de la Khan Academy o la University of the People, cuyos esfuerzos para llevar contenidos a prácticamente costo cero en infinidad de años escolares y disciplinas es ya una realidad. Por su parte, llevar a un estudiante de kínder a universidad cuesta alrededor de 500,000 dólares por persona en EU, mientras que el costo por cinco años de una tablet con software y acceso al conocimiento casi universal, llega a algo así como 20 dólares al año o 240 dólares por 12 años de educación. Hoy en día, de acuerdo con un estudio reciente, los jóvenes leen al año 2,300 páginas de internet, 1,281 perfiles de Facebook y tan sólo ocho libros impresos. La era de la información.
— Acceso universal al inglés: Hoy por hoy, el inglés es el idioma más hablado del mundo. La cantidad de información tanto técnica como cultural almacenada y disponible en inglés es impresionante y muy superior a cualquier otra lengua. La ventaja de contar con personas bilingües no se limita al uso del idioma, sino que supone una ventaja en acceso a información y conocimiento.
— Nuevo papel del maestro: No se trata de desaparecer a los maestros, sino que ha surgido un nuevo papel igual de importante para ellos dentro del proceso educativo. Los maestros son ahora asesores o coaches de los alumnos que usan mejor su tiempo en cuestionar, aclarar y orientar a los alumnos, y menos en dictar cátedra o dar la clase de antes. En este sentido, hay toda una oportunidad de replantear su papel y usarlo para celebrar el proceso educativo y elevar su calidad formativa.
— Educación integral y formativa: Justo es necesario replantear el modelo educativo en cuanto a que si bien los aspectos de conocimiento e información son importantes, lo que hace una diferencia es la capacidad de un sistema de proveer al alumno la formación en el sentido de competencias, conocimientos, inteligencia emocional y habilidades requeridas para hacer frente a un entorno que cada vez reclama mejores ciudadanos y profesionistas. Un modelo inclusivo que desarrolle al alumno, que lo forme y que detone su potencial. Jornadas completas e integrales en las que el alumno aprende conocimientos, desarrolla habilidades, fortalece sus competencias y desarrolla actividades deportivas y artísticas es lo que hace al hombre universal. El futuro no está ya exclusivamente en la adquisición de conocimientos. Si bien tienen un valor, se vuelven obsoletos en un mundo en el que los emprendedores son los que marcan la pauta y hacen una diferencia en la economía del conocimiento rompiendo paradigmas y retando ciertas formas de hacer las cosas. En el mundo de hoy, lo importante no es saber todo, sino saber cómo obtener la información. Como dicen los ingleses, lo importante no es saberse todas las palabras y su significado, sino saber usar el diccionario.
Es el momento de avanzar en cuestiones como la educación disruptiva, aprovechando la coyuntura tan favorable en la que nos encontramos, desde la irrupción de las nuevas tecnologías, el replanteamiento del paradigma educativo tradicional —cada vez más cuestionado— o el número creciente de profesores motivados, buscándose a sí mismos como docentes para poder dar la mejor formación posible a sus alumnos. Docentes que, sin lugar a dudas, se han convertido en el verdadero motor de esta revolución pedagógica.
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