Ahora que estamos en verano, en plenas vacaciones escolares, muchos son los profesores que aprovechan el descanso estival para seguir formándose y poder ofrecer a sus alumnos nuevas herramientas en materia de innovación pedagógica. Como, por ejemplo, el curso de gamificación que estamos llevando a cabo en NeuroK, impartido por Javier Espinosa o Chema Lázaro entre otros.Y es que los profundos cambios en los que se ve inmerso el sistema socioeconómico y las transformaciones que se han llevado a cabo través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación han hecho que muchos de los postulados que hasta ahora se tenían hayan quedado obsoletos. Si renovarse es fundamental en cualquier profesión, para los docentes es imprescindible estar en un permanente reciclaje, en un proceso de formación continuada a lo largo de la vida. Como se recogía en el primer informe McKinsey, “La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes”; y por ello, es imprescindible una puesta al día continuada en nuevas metodologías que permitan estimular y emocionar a los alumnos. Sin unos profesores que vayan adquiriendo las competencias e innovaciones que surjan, como por ejemplo, de los avances de la neurociencia o de las mismas TICs, es imposible que se porduzca una mejora en la práxis docente.
Hay que señalar que no se trata tanto de una renovación de los contenidos como de una transformación de las metodologías pedagógicas, “La formación permanente del profesorado es considerada un derecho y una obligación de todo el profesorado”, se afirma en el Artículo 102 de la LOMCE. En ningún momento queremos poner en duda la capacitación de los maestros en sus diferentes áreas. Todo lo contrario; los docentes, a demás, hacen el esfuerzo de estar al día en cuanto a conocimientos, en un mundo en constante cambio, por lo que no se puede entender una mejora en la calidad de la educación sin buscar la excelencia en las competencias profesionales de los educadores.
Pero, ¿Por qué es necesaria una formación permanente? En declaraciones del psicólogo Antoni Giner, recogidas por el blog Educaweb, podrían resumirse en tres las razones por las que un docente debe estar en continua renovación:
- Da respuesta a las necesidades actuales: la realidad cambiante de las aulas precisa nuevas estrategias. La formación continua permite conocer las transformaciones en TIC, las innovaciones pedagógicas, los conceptos y estrategias, etc.
- La formación a distancia supone una mejora a nivel personal. La formación continua puede contribuir a mantener el equilibrio entre la vocación y las dificultades que se presentan cada día (especialmente todas las derivadas del burn-out), ofreciendo al profesional estrategias para hacer frente a las situaciones difíciles.
- La formación continua es la base de la investigación y la innovación en educación. La formación continua, la investigación y la innovación no se pueden separar de la investigación-acción, siendo esta un pilar esencial, tanto para la mejora de la docencia como para la mejora de la sostenibilidad.
Es muy interesante también —y que debería hacernos reflexionar— la propuesta que hace Juan Domingo Farnós desde su blog. Nos dice que la formación de los profesores ya no tiene sentido sin la participación de los alumnos, pues ellos ya no son los responsables ni los protagonistas de la educación. ¿Cómo debemos entender esto? Pues según Farnós, “si el Rol del docente (Sistema) cambia con la escuela 2.0, su formación continuada también. La manera de desarrollarla actualmente: seminarios, cursillos,…está ya caducada, se necesita una formación sobre el terreno: en las aulas, virtual….pero encima de las propuestas, cuestiones, dudas…y sobre todo, delante de los usuarios-alumnos, conjuntamente con ellos».
Si queremos lograr un cambio en el modelo de sistema educativo, debemos empezar por la reconversión y puesta al día de los profesores a través, por ejemplo entre otras muchas, de las TICs. Cada día son más los profesionales de la docencia que se plantean si las metodologías que emplean se han quedado obsoletas y buscan nuevas herramientas con las que fomentar mejores experiencias de aprendizaje a sus alumnos, preocupación que se plasma en la búsqueda de una actualización permanente por parte de una mayoría de profesores verdaderamente comprometidos con su labor.
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