Aitor Barbosa nación en O Carballiño, Ourense, el 06 de junio de 1991. Estudió el grado de educación infantil y un master en investigación Psicosocioeducativa con adolescentes en contextos escolares, ambos en la ciudad de Ourense. Actualmente vive en Pontevedra, ciudad en la que está cursando el doctorado de equidad e innovación educativa, y trabaja en Santiago como consultor de gamificación y serious games en Imagames; donde coordina el equipo de diseño y de programación para el desarrollo de aplicaciones con fines formativos y lúdicos, tanto para empresas como para educación. Además, participa en proyectos externos como la organización de un Innobar (Evento de innovación educativa) y del Gamification Jam (Evento de Gamificación educativa) en Pontevedra; la jornada de juego, gamificación y aprendizaje de Madrid, con la colaboración de la comunidad de Gamifica tu aula, y algún que otro curso de formación en gamificación, tanto a nivel presencial como online. Además, es autor del blog Kindertech, en que desarrolla sus propuestas.
NK: ¿Como empieza tu vocación como profesor?
Aitor Barbosa: «Como una necesidad de cambio educativo. A lo largo de toda mi vida, he sido una persona que repudiaba la educación formal, no le veía utilidad, no aprendía nada. Era poco más que una manera de perder el tiempo. Me sentía encerrado, tenía que estar sentado, sin hablar, mirando para un libro, subrayando, haciendo exámenes… Todo lo contrario a lo que luego iba a hacer al salir de allí, que era relacionarme con mis compañeros, hacer deporte y jugar.
Además, se notaba que a la mayoría de los docentes les daba igual quién tenían delante, ellos soltaban su rollo y si eras capaz de atender durante esa hora y lo entendiste pues perfecto. No tenían en cuenta la motivación de sus alumnos, ni su estado emocional, ni el físico… Era algo rutinario que repetían a todos sus alumnos año tras año, como si se trataran de robots.
De ahí que quisiera ser docente, porque siempre supe que la motivación es algo esencial y que la necesidad de cambio era obvia. Sólo había que hacer las cosas de una manera diferente. ¿Cómo hacerlo? Pues en su momento no lo tenía muy claro, pero siempre supe que la clave estaba en la educación personalizada, las emociones, el juego y la tecnología».
NK: ¿Qué opinión tienes de la situación actual de la educación?
A.B.: «La educación está cambiando mucho a lo largo de los últimos años. Se pueden ver nuevas metodologías, técnicas, herramientas y formas de aprendizaje como la gamificación, ABJ, videojuegos, el flipped learning, la realidad aumentada/virtual, visual thinking, aprendizaje cooperativo, comunidades de aprendizaje, redes sociales, la tecnología… Algo que hace unos años sería impensable. Todavía tengo el recuerdo de la visión de los videojuegos como algo exclusivamente masculino, agresivo y contraproducente. Hoy en día, aunque haya gente que pueda seguir pensándolo, todos sabemos que es una visión muy alejada de la realidad.
Quitando el hecho de que la educación está cambiando, es cierto que hay muchos docentes tradicionales que siguen dando las clases de la misma manera, pero las ganas de cambio tanto por parte de los profesores, como de los discentes son una gran palanca para el cambio y estoy seguro de que entre todos conseguiremos que la educación cambie por fin a mejor».
¿Qué cambiarías del actual paradigma de educativo?
A.B.: «El espacio del aula. Esa estética… la tarima del profesor… Creo que es necesario que las aulas sean totalmente modificables/adaptables. Es necesario que se puedan realizar todo tipo de actividades, hay que facilitar el movimiento, el trabajo en grupo… No podemos seguir con esas sillas tan incómodas, sentados en fila mirando hacia el profesor sin poder hablar… Hay que trabajar en grupo y de la forma más dinámica y entretenida posible y eso debería favorecerlo el espacio de aula.
El centro tiene que ser abierto a las familias y a la sociedad. Tiene que haber zonas comunes donde la escuela conecte con su entorno. No podemos dejar que los alumnos vivan aislados de la sociedad, sino todo lo contrario, deberían aprender a través de la investigación y ayudar a la mejora de la sociedad, es lo que ahora se llama aprendizaje de servicio.
Utilizaría las metodologías nombradas anteriormente en función de las necesidades. Lo que está claro es que tiene que ser un aprendizaje totalmente personalizado, donde el alumnado se emocione y disfrute del aprendizaje. Si hay que usar tecnología, se usa, y si hay que usar juegos se usan. Lo importante es no perder de vista tus objetivos y tratar de lograrlos de la forma más eficiente posible.
La selección de profesorado y las famosas oposiciones. Son algo de lo que estoy totalmente en contra y es una de las principales razones por las que probablemente nunca acabe impartiendo docencia en centros públicos. Para empezar, el método de selección me parece ridículo, estamos tratando de cambiar la educación para que de verdad sea valiosa, que prime la vocación, el entusiasmo, la cultura, la formación, los valores… Y luego te hacen un examen donde no valoran más que tu capacidad de almacenar contenidos, que probablemente, al menos en mi caso, se te van a olvidar en un par de meses. Y luego presentar una programación que la pudiste haber sacado de internet, haciendo un par de modificaciones. Luego está la experiencia, que es un tema también complicado, porque sólo cuenta como experiencia lo que interesa o consideran válido. En mi caso, por ejemplo, llevo mucho camino recorrido en el ámbito educativo, clases extraescolares de varios tipos, organización de eventos de gamificación y de innovación educativa, investigación, tutorización y diseño de cursos, diseño de propuestas didácticas de gamificación, incluso estoy diseñando un videojuego para aprender a crear empresas… En fin, una gran cantidad de cosas que, bajo mi punto de vista, han aportado su granito de arena y han formado parte de este gran cambio educativo que estamos empezando a vivir. ¿Pero qué pasa cuando llegamos al ámbito formal?, pues que en las oposiciones, nada de esto cuenta. Y al igual sucede con los procesos de selección de alumnado.
Asignaturas: No creo que el currículum deba estar diseñado en base a asignaturas tan cerradas, sino más bien abrir un amplio abanico de posibilidades y dar la opción de escoger, de esta manera, cada persona se irá perfilando hacia lo que realmente le gusta. Por supuesto, tiene que haber unas bases, unos principios, unos valores… Pero todo eso, creo que tiene que impartirse de manera transversal, hoy en día no debemos encerrarnos en un contenido o tema en concreto, lo importante es la competencia, la habilidad, la resolución de problemas, la creatividad. El contenido sobra, tenemos exceso de información, estamos ‘infoxicados’, lo que tenemos que aprender es a ser críticos con esa información, contrastar fuentes y sacar nuestra propia conclusión, hay que ser creativos e imaginativos. Vivimos en una sociedad de continuo cambio donde probablemente la mayoría de lo que aprendas a nivel de contenido quedará desfasado en un par de años. ¡Centrémonos en las habilidades y competencias!
Número de docentes por clase: Está claro que los docentes estamos sobreexplotados. Si queremos hacer las cosas bien, el trabajo se puede volver algo sobrehumano. Los docentes que de verdad están luchando por innovar, por el cambio, son personas que la mayoría de su trabajo lo hacen en casa, ya que ni de broma les llega el horario laboral para cumplir su cometido, llevar una clase de tantas personas un solo docente con la forma de trabajo que la sociedad exige actualmente me parece totalmente inviable, porque no va a poder ofrecer un aprendizaje personalizado, motivador y actualizado sin dejarse gran parte de su tiempo y salud en ello.
Además, hoy en día, donde ya no sólo se trata de un trasvase de contenidos, es muy importante que haya dos personas al cargo, puesto que pueden tener valores muy diferentes, darle más importancia a determinados aspectos o contenidos, y no creo que ningún extremo sea bueno. Siempre es mejor tener dos puntos de vista diferentes que propicien ese sentimiento de crítica y reflexión del alumnado.
Número de alumnos por docente, sería otra opción muy útil. Reducir el número de alumnos y con ello la carga de trabajo del docente. Y seguramente más cosas, pero es que sino, no acabo».
NK: ¿Cómo entras en contacto con la gamificación?
A.B.: «Un día, investigando por internet, me encontré con el término ‘Gamificatión’ y descubrí que unía los dos aspectos que más me habían apasionado a lo largo de la vida: el juego y la tecnología. Y no sólo eso, resulta que se podía aplicar a todo, a lo que más me apeteciera, desarrollo personal, recursos humanos, marketing, educación… ¡Menuda pasada!
Mi primer contacto a nivel formal, fue hacer mi trabajo de fin de máster sobre ella. El trabajo, consistió en hacer una revisión bibliográfica, para tener información en español, la creación de un PLE con el fin de compartir y dar a conocer esa información con todo el mundo y el diseño de un Framework como modelo para aplicar la gamificación en el aula. Este último, ha sido revisado, aplicado y modificado un par de veces hasta llegar al modelo actual, presentado como comunicación en el CIVE 2016 (Congreso Internacional de Videojuegos y Educación), el cual seguramente se vaya modificando y perfeccionando con los años.
Desde ese momento no pude dejar de trabajar sobre este tema, y por ello me dedico profesionalmente a a la gamificación como consultor, a nivel formativo con mi tesis doctoral, que trata de la formación de profesorado y puesta en práctica en el aula y como entretenimiento en la organización de eventos».
NK: ¿Quiénes son tus principales referentes en el campo de la gamificación?
A.B.: «A nivel internacional Marczewski y Yu-Kai Chou y a nivel nacional, Clara Cordero, Javier Espinosa, Pepe Pedraz y Azahara TIC. Incluiría también a Marc Prensky, con el que comparto profundamente mi ideología, pero que está dedicado más bien al cambio de sociedad, tecnología y nativos digitales».
NK: ¿En qué momento surge Kinderteach?
A.B.: «Todo comenzó como trabajo de fin de grado. Gracias a la utilización de un iPad facilitado por la Universidad, he podido disfrutar e investigar acerca de una gran diversidad de contenidos innovadores realmente increíbles. Posteriormente, y como necesidad propia de recopilar todos esos increíbles archivos y aplicaciones (ya que el iPad no era de mi propiedad) recurrí al almacenamiento en nube, que de aquella no era algo muy extendido. Una vez conseguido esto, me planteé la posibilidad de compartir con todo el mundo los conocimientos adquiridos, ya que encontrar contenidos educativos de calidad en internet era bastante complicado. Por ello, me vi en la necesidad de investigar cómo podía compartir esos datos y publicarlos TODOS en un mismo lugar, para facilitar así su accesibilidad. En este momento, me encontré con la plataforma Wix y surgió la posibilidad de crear mi propia página web. El problema es que a lo largo de toda mi vida como estudiante jamás había recibido ningún tipo de información al respecto, por lo que tuve que optar por una formación autodidacta. A base de mucho tiempo y esfuerzo he conseguido crearla y diseñarla más o menos como tenía pensado, técnicamente y gráficamente no es perfecta, pero los resultados y funcionalidad son excelentes».
NK: ¿Cómo se aplica el juego a las clases?
A.B.: «Esta es una pregunta bastante amplia. Lo primero que habría que destacar, es que hay diferentes maneras de aplicar el juego en el aula. Podemos utilizar apps educativas, videojuegos, juegos de mesa, juegos de rol, experiencias tipo Scaperoom, gamificación…
Bajo mi punto de vista, hay muchísimas maneras de aplicar el juego en el aula. Por ello, es muy complicado establecer un modelo de intervención y más de forma común.
En gamificación, concretamente, sí que puedo decir que hay muchos aspectos en los que coincidimos la mayoría de los expertos en el sector. Entre ellos, nos encontramos el hecho de basar el diseño de las experiencias entorno a los objetivos de aprendizaje, diseñando retos de forma paulatina hasta llegar a alcanzarlos, utilizar el feedback instantáneo a modo de reconocimiento, las sorpresas para evitar la monotonía… Todo esto, siempre acompañado de un aprendizaje dinámico, práctico y lúdico, donde exista una narrativa que englobe todo el proceso de enseñanza y sumerja al alumnado en una experiencia épica y memorable, donde ellos son los protagonistas y han sido especialmente seleccionados para progresar y triunfar.
Lo importante es que se emocionen, se relacionen, pierdan el miedo al fallo y tengan una sensación de autonomía, competencia y progreso constante, facilitando así que visualicen su mejoría, la utilidad de lo que aprenden y se comprometan con el proceso de aprendizaje».
NK: ¿Cuál es el papel de las nuevas tecnologías en la educación/gamificación?
A.B.: «El papel de la tecnología, al igual que el del juego, es como facilitador del aprendizaje. Son una herramienta para mejorar la eficiencia del proceso. No son el objetivo en sí, como sucede en algunos casos.Su utilización, no tiene que ser promovida por el simple hecho de que hay que utilizarla, sino que tenemos que ver su utilidad y saber aprovecharla.
Habrá en ocasiones que nos sirva para agilizar el trabajo, otras para mejorar el resultado y otras, que lejos de mejorar el proceso o resultado, servirán para hacer un proceso similar al tradicional inyectando un plus de motivación al alumnado gracias al aprovechamiento de esa predisposición que tienen a utilizar la tecnología».
NK: En tu opinión, ¿el cambio de paradigma educativo cuenta con el respaldo de las instituciones públicas?
A.B.: «Bajo mi punto de vista, no tengo ninguna queja en lo que se refiere a la interacción/colaboración con las instituciones públicas. En la provincia de Pontevedra, son un gran apoyo al cambio. El ayuntamiento, facilita espacio, comunicación y recursos para poder promocionar la innovación educativa, el juego y la tecnología.
Respecto al ámbito formal, destacar que desde los centros de formación (CAFI, CFRs), se están esforzando en ofrecer cursos actualizados a docentes y promueven la creación de grupos de trabajo.
Por otro lado, actualmente en los centros, los docentes gozan de cierta libertad para innovar en el aula. Bien es cierto que el número elevado de alumnado y el hecho de estar sólo en el aula lo puede hacer bastante complicado. Sin embargo, conozco experiencias colaborativas entre diferentes docentes de asignaturas varias que han dado excelentes resultados».
NK: ¿Cómo te imaginas o cómo sería para ti el futuro ideal de la educación?
A.B.: «Un aprendizaje libre, autónomo, donde los docentes sean simples guías o entrenadores personales. Un ambiente en el que se promueva el gusto y la satisfacción de aprender. No donde se constituyan contenidos obligatorios que todo el mundo tiene que aprender.Una educación donde se promuevan los valores y la diversidad. Donde la inteligencia emocional y la salud física y mental sean tan importantes como el desarrollo cognitivo.
Un aprendizaje donde prime y se reconozca la motivación, el esfuerzo, la pasión y la perseverancia. Lo principal son los alumnos y lo importante es que aprendan, que disfruten y que se atiendan sus necesidades de forma personalizada. Una educación donde se trabaje el pensamiento crítico, la resolución de problemas, los valores y la inteligencia emocional frente a la adquisición de contenido.
Una escuela abierta al entorno, a la sociedad, donde los alumnos puedan aprender de su familia y de las de sus compañeros. Donde haya lugares donde compartir conocimiento.Una escuela llena de cristaleras donde nadie se sienta encerrado, donde te puedas mover y disfrutar. En fin, un lugar donde a todo la sociedad le guste estar y no quiera escapar.
Por otro lado, además, creo que será un aprendizaje mucho más informal, donde prime la formación autodidáctica y se vayan a resolver las dudas al aula. Los méritos conseguidos no serán sólo los títulos que tiene ahora todo el mundo, sino que al personalizar tanto el aprendizaje desde un principio, se tendrán informes mucho más reales y detallados de la personalidad, habilidades y conocimientos de los alumnos».