El antiguo rol del profesor
En la antigua Roma existían dos tipos de liderazgo que se distinguían por el origen de su poder: «potestas» y «auctoritas«.
Potestas, era cuando su poder emanaba del cargo. Su capacidad para liderar lo daba el cargo que ostentaba la persona y no se cuestionaba. Era el poder que emanaba de la ley.
Por el contrario si una persona ostentaba auctoritas significaba que su liderazgo procedía del saber, de la valía y de la capacidad moral para emitir opiniones cualificadas. Este tipo de liderazgo era otorgado por la comunidad y no se sustentaba en ningún título o rango. Nadie estaba legalmente obligado a obedecer y sin embargo la comunidad solía hacerlo.
El actual rol del profesor
En el aula hemos vivido en un modelo en el que el buen profesor tenía la potestas que le daba el cargo y la auctoritas gracias a sus conocimientos y a su capacidad de transmitirlos a los alumnos. Pero ese modelo ya no existe. Por un lado ha perdido la potestas porque socialmente no se acepta la autoridad del maestro como antes. Pero además su auctoritas se ha visto debilitada porque antes era el que tenía el conocimiento, los contenidos, pero ahora están libremente en la red.
Cuando trasladamos eso al mundo online resulta mucho más difícil conseguir que el profesor, que no está físicamente presente, se gane el respeto de los alumnos. Y aún es más difícil cuando el profesor sólo es una persona que se graba con una cámara dando una clase magistral o sube una presentación o apuntes sobre un tema. Puede que le haya dedicado mucho tiempo y cariño a crear esos contenidos, pero el alumno raramente va a percibir el valor en ese trabajo.
El futuro rol del profesor
Lo cierto es que vivimos en un mundo en el que tenemos a golpe de click al mayor experto de cada tema. ¿Qué sentido tiene en este entorno que un profesor cree nuevos contenidos que nunca serán mejores que los del mayor experto? En realidad esos contenidos generados por los profesores son una especie de resumen pre-digerido de los conceptos que él ha interiorizado leyendo a diversas fuentes expertas en el tema. Por tanto, lo que hace el profesor es simplificar a los estudiantes la búsqueda del conocimiento, pero al hacerlo elimina buena parte del viaje necesario para el aprendizaje. ¿No tendría más sentido dejar que el alumno haga ese mismo viaje pero a su ritmo y por su camino? Es de ese modo cuando el aprendizaje se hace más significativo.
El rol del profesor en NeuroK
Cuando diseñamos NeuroK lo creamos como una red social porque creemos que la mejor manera de aprender es confrontando las ideas con los otros, y descubriendo por el camino nuevas fuentes de conocimiento. En ese entorno pensamos que el profesor no debía ser un profesor de contenidos, debía ser alguien que aportase criterio y guiase en el camino al alumno evitando debates estériles y filtrando fuentes de conocimiento poco fiables.
Es por eso que el profesor debe cambiar de manera de pensar cuando se enfrenta a dar un curso con NeuroK. Su objetivo no es crear contenidos, es dinamizar el debate que lleve al conocimiento, cuidar a la comunidad y asegurarse de que todo el mundo participa y de que el debate no se desvía por contenidos equivocados o no adecuados. Por tanto cuando un profesor se plantea la estructura de un curso en NeuroK debe hacerlo desde el proceso que llevará al aprendizaje y no desde los contenidos, desde las preguntas y no desde las respuestas.