El interés por las nuevas metodologías y la formación continua del profesorado unió a estas tres docentes en el postgrado de Neuroeducación de la Universidad de Barcelona. Tales fueron las sinergias y el buen ambiente que se conformó junto al resto de compañeros que han buscado la fórmula para que toda esa energía siga creciendo. Es lo que han venido a denominar el «espíritu del 27M«, el día en el que organizaron su primera jornada conjunta en colaboración con [ED]Building y el ICE de la Universidad de Barcelona. Así nació Neurohackers Education, una plataforma que, según ellos mismos presentan, la conforma «un equipo de trabajo formado por profesionales del ámbito educativo: maestros, profesores, pedagogos, educadores, psicólogos y también ingenieros, veterinarios, físicos, y cualquier ‘rara avis’ con alma soñadora y sentido de la responsabilidad». Su objetivo es participar de la transformación educativa divulgando y proponiendo experiencias formativas que lleven la neuroeducación más allá de la moda actual.
NeuroK: Comencemos presentándonos.
Núria Tomàs: “Me dedico hace varias décadas a la educación. Soy profesora de Secundaria (Lengua Catalana), trabajo con la educación emocional desde el año 2000 y como formadora de formadores. Este curso he empezado con algo que tenía pendiente y que hacía tiempo que estaba buscando, la neuroeducación, y ha sido maravilloso. Me ha permitido descubrir que aquello que he ido haciendo de modo intuitivo todo este tiempo estaba en absoluta coherencia con la neuroeducación. Ha sido perfecto para saber el porqué y para qué estaba enfocando de un determinado modo, lo que me hace muy feliz”.
Iolanda Nieves: ”Toda la vida me he dedicado a la docencia, desde primaria a secundaria y actualmente soy profesora en una escuela universitaria de negocios. También soy formadora de profesores en un Máster. Aprendiente permanente y apasionada de acompañar, cuidar, enseñar y crear mundos donde podamos compartir y tener un impacto positivo en las personas y en nuestro entorno”.
Noemí Royes: “Soy pedagoga y he estado siempre vinculada a temas de e-learning, formación e innovación. He trabajado en diferentes sectores, desde el editorial, consultoría, ONG’s, hospitalario, combinado mi trabajo en la empresa con la formación de formadores. Sobre todo, para mantener el contacto con la escuela, porque creo que no se puede hacer nada “desde el despacho” sin conocer la realidad. Este último año me he dedicado al 100% a la formación de formadores, tanto en la educación reglada y universidad como en empresa. Me interesa el trabajo en equipo, la comunicación, la educación emocional y, por supuesto, la neuroeducación”.
NK: ¿Cómo veis el sistema educativo español?
Núria: “Trabajo en la enseñanza pública —en la que creo firmemente— y somos los que acarreamos con más dificultades y menos recursos. Por eso hace falta mucho trabajo de educación emocional, por parte tanto de alumnos como de profesores, porque si no es así, no se puede avanzar. Y a esto debemos sumar todo lo relacionado con las tecnologías, que son muy importantes a la hora de transmitir y de ir con los tiempos. No les puedes pedir a los alumnos que sean ajenos a ella, puesto que están envueltos en tecnología, redes sociales e imágenes. Eso sí, en un mundo que va tan deprisa también hay que tratar de infundir un poco de calma y de mindfulness. Desde la pública veo una educación con ganas de innovar y avanzar, aunque tenemos que seguir trabajando para mejorar, porque no estamos haciendo todo lo que se podría hacer”.
Noemí: “Creo que vivimos una época muy interesante de la educación porque hay mucho en ebullición, mucho movimiento. Los que nos dedicamos a la formación docente estamos en un momento profesional de mucha responsabilidad. A partir de la neuroeducación nos llegan peticiones de formación que, de alguna manera, parten de esta ”moda neuro” que vivimos. Debemos aprovechar estas oportunidades para introducir temas vinculados que quizá ahora no están “tan de moda” como pueden ser la educación emocional, el aprendizaje cooperativo, etc. Metodologías y conceptos que la neuroeducación legitima. Es una oportunidad para reavivar necesidades y metodologías que ya estaban ahí y que nos van a ayudar a empoderar a profesorado y alumnado como protagonistas de su proceso de enseñanza y aprendizaje”.
Iolanda: “Yo trabajo más desde el ámbito de la formación docente, formar ‘profes’ que van a enseñar después. Un tema que me preocupa muchísimo a la vez que me apasiona, es el tema de la comunicación. Creo que en la formación docente hay una carencia de aspectos relacionados con la comunicación interpersonal, el autoconocimiento y la búsqueda y necesidad de conocer al otro. En las escuelas son necesarias asignaturas que atiendan estos aspectos relacionados con la persona porque cuando el docente entra en el aula está interactuando con personas únicas, que llegan con un pasado, que ven el mundo desde sus creencias, que tienen un punto de vista sobre lo que les rodea y es imprescindible tenerlo presente, comprenderlo y gestionarlo.
Me encantaría que hubiera espacios educativos en esta dirección, donde estos temas se abordaran de manera consistente y relevante. La comunicación interpersonal nos hace mejores personas y mejores docentes, favorece que se creen vínculos emocionales sólidos y profundos a partir de los cuales podemos empezar a construir de forma conjunta”.
NK: ¿Por qué creéis que han confluido todos estos factores en este momento para cambiar la educación?
Núria: “Los adolescentes te llevan, son “vida” y las distintas generaciones reaccionan de formas distintas. Hace casi 30 años que estoy en la educación y hay una evolución. Cada 5 o 6 años observo que lo que yo pedía, surgía y funcionaba, al cabo de unos años ha cambiado y sus demandas no son las mismas que tiempo atrás. Trabajamos con personas que vibran y te hacen ver que no piensan igual, ni se relacionan igual, ni se comunican igual. Los móviles y las nuevas tecnologías han sido una explosión imparable”.
Iolanda: “También hay un grupo de docentes con ganas de experimentar, enseñar y acompañar que quiere salir del modelo de educación basado sobre todo en la transmisión de información y de conocimientos. Salir de un modelo de escuela con un diseño curricular fijo y con unos contenidos inflexibles. Estamos cansados de que nos den una lista de contenidos que tenemos que transmitir y que los chicos tienen que demostrar que conocen en un examen, porque eso no refleja el mundo real en el que vivimos, crecemos y nos desarrollamos. Existe un grupo amplio de docentes con ganas de entender cómo se produce el aprendizaje y de experimentar para contextualizar con la realidad: una realidad que es líquida, multidisciplinar y dinámica.
Para nosotros, los Neurohackers, el modelo educativo que obliga a una educación exprés no tiene sentido. Queremos abrir caminos y ser disruptivos: estamos a la búsqueda de cómo aprender y enseñar pensando y entendiendo a los alumnos, pensando en el aprendizaje global y en la sociedad que queremos en este mundo interconectado”.
Núria: “Además, es importante reseñar que es el profesorado el que está preocupándose, y no es que estemos precisamente cuidados —lo digo desde el punto de vista de la educación pública— ni en el apoyo al docente, ni en las condiciones de trabajo. Cada vez tenemos más alumnos en el aula, lo que no permite llegar a atenderlos como sería deseable. A pesar de ello, hay muchos profesionales con vocación, que intentamos mejorar día a día”.
Noemí: “El pasado 27 de mayo vivimos nuestra primera “locura” como Neurohackers: una jornada de Neuroeducación en la escuela La Floresta de Sant Cugat. Al centenar de asistentes les pedimos feedback sobre la experiencia vivida. La mayoría de los comentarios se referían a la satisfacción que sentían al constatar que no estaban solos. Ese es uno de los grandes cambios que se están produciendo y que a mí más me ilusiona. El profesor no quiere cerrar la puerta de su clase, compartimos la ilusión de hacer algo juntos, conciencia de que unidos lo haremos mejor. En esta jornada nos dimos cuenta de que había una necesidad de crear vínculos más allá de la formación y de que podemos construir cosas nuevas”.
NK: ¿Cómo acogen los niños y las familias la introducción de estas nuevas herramientas?
Núria: “Mi experiencia con los alumnos es muy positiva. A medida que iba incorporando conocimientos y descubrimientos y los iba incorporando en la práctica, se sorprendían. Escuchan, atienden y, sobre todo, hacen preguntas. La neuroeducación y todo lo que sea buscar empatía, resolución de conflictos de un modo dialogado, educación emocional, etc. Todo lo que sea escucharles y que vean que tú te abres a ellos es mágico. Las familias también están encantadas cuando comprueban que miras por su hijo y ven que vamos en la misma dirección desde diferentes ámbitos. Debo decir que veo más desorientados a los padres más jóvenes, se les escapa mucho de las manos. No sé qué pensará Noemí, porque ella es una madre joven…”
Noemí: “Quizá sí, como madres y padres puede que nos “perdamos” en algún aspecto. Parece que estamos ‘profesionalizando’ la paternidad/maternidad y eso no sé muy bien hacia dónde nos lleva. Soy miembro del AFA (Asociación de Familias de Alumnos) del colegio de mis hijas y me gusta tener esa doble visión porque tengo un contacto más directo con las familias. En Catalunya estamos viviendo un movimiento que se llama Escola Nova 21 y, observando desde lejos y con una visión un poco crítica, hay una cosa que debemos reconocer: la educación está en boca de todos. Por primera vez, cuando se enteran de que soy pedagoga, me preguntan de qué va esto. En las familias está aflorando el interés por saber qué hacen sus hijos dentro del aula, qué está pasando y cómo pueden acompañarlos. También hay familias que siguen sin aparecer en las reuniones de curso. Pero las que están muestran mucho interés, más disposición y mayor implicación emocional.”
NK: ¿Se nota una mayor preocupación por la formación permanente por parte del profesorado?
Iolanda: “Desde mi experiencia, tanto la formación inicial docente como la permanente son demasiado teóricas. El docente reflexivo, que entra en el aula desde la vocación y la pasión, que experimenta, dialoga y crece con sus estudiantes, que se cuestiona el porqué y el para qué de sus decisiones, con inquietudes y curiosidad formativa es muy necesario y cada vez hay más. Favorecerlo, expandirlo y facilitarlo es labor de plataformas como Neurohackers, con la aportación a la formación permanente”.
Núria: “Mi experiencia es que sí. Del mismo modo que yo misma siempre he seguido formándome, observo que gran parte del profesorado lo hace. Pero también tengo la sensación de que va por épocas y por modas. En este sentido, por un lado, pretendemos que la neuroeducación no sea una moda pasajera, creemos que hay que consolidarla e ir incorporando más conocimiento y más evidencias. Por otro, es cierto que hay profesores que pueden sentirse desbordados con tanta información, y eso hay que cuidarlo y promover una formación de carácter experiencial”.
Noemí: “Creo que hay un problema de base. No podemos explicar metodologías activas sin bajar de la tarima. O centrar la evaluación en un examen tipo test. Es muy incoherente. Y sucede también con profesores recién graduados. La formación sólo tiene sentido si nos empuja a salir de nuestra zona de confort y mejorar, debemos facilitar experiencias formativas transformadoras”.
NK: ¿Cómo nace Neurohackers?
Noemí: ¿Núria, puedo explicar la anécdota? [risas]
Núria: Puede resultar un poco escatológico… [risas]
Noemí: “Estábamos en uno de los encuentros presenciales del posgrado y en el descanso me encontré a Núria haciendo cola en el baño. La semana anterior, en [ED]Building, plataforma con la que colaboro, estábamos pensando el tema de la siguiente jornada y le propuse plantearlo a los compañeros y lanzarnos con la neuroeducación. Aceptó. Al volver al aula preguntamos a nuestro compañeros que quién se apuntaba y terminaron inscribiéndose la mayoría. Así nació Neurohackers Education, éramos un grupo de personas que aprendíamos juntos mientras nos lo pasábamos bien. Y empezamos a construir. Acordamos una fecha y nos pusimos a trabajar. Después de disfrutar la jornada a tope, no nos podíamos quedar ahí, así que estamos trabajando para mantener y contagiar esa energía. En octubre participamos en el “II Congreso Aragonés de NeuroEducAcción”, en Alcañiz y estamos viendo cuándo reinventamos otra jornada similar a la del 27M. Con muchas ganas de seguir soñando un futuro juntos”.
NK: ¿En qué proyectos estáis trabajando ahora?
Noemí: “La segunda quincena de septiembre el equipo de Neurohackers nos reunimos en un fin de semana intensivo para pensar y definir este curso. Queremos dar respuesta a las peticiones de formación y divulgación que hemos recibido hasta el momento y elaborar también propuestas experienciales propias. De forma inmediata estamos preparando nuestra comunicación para las “VI Jornadas sobre la Relación Pedagógica en la Universidad” que tendrán lugar en la Universidad de Barcelona y en octubre el Congreso que te comentábamos en Alcañiz…”.
Núria: “Es un momento muy interesante porque le estamos dando forma a toda la espontaneidad y la ilusión con la que surgió Neurohackers Education, y estamos en plena estructuración. Nos encontramos elaborando y asentando las líneas de trabajo para empezar el curso con fuerza”.
Noemí: “Estamos poniendo las bases sobre qué somos y consensuando entre todos hacia dónde estamos avanzando. Siempre mirando al futuro».
Nuria: “Aunque sea tiempo de vacaciones, todos sabemos dónde está cada uno de nosotros. Hay una conexión e intercambio de información continuo”.
NK: ¿Quién forma el equipo de Neurohackers?
Noemí: ”Un equipo apasionado por la educación con ganas de soñar y co-crear. Somos profesionales con un denominador común: nuestra pasión por la educación. Todos somos profesionales en activo (docentes y formadores de todos los niveles educativos, de educación no-formal, consultores, veterinarios o ingenieros…) que aportamos nuestra experiencia y conocimientos en Neurohackers Education.”
Iolanda: “Esto está muy en línea con lo que hablábamos antes, buscamos una educación transversal y así hacer visible la esencia de Neurohackers; una esencia que surge desde ámbitos muy variados, integrada por personas diversas, de edades distintas, con una formación diferente y con visiones que se complementan, dispuestos a sumar para transformar la manera de educar y de entender la sociedad.
A lo largo del postgrado en el que nos conocimos, hemos sentido profundamente que la conexión de toda esa diversidad nos ha hecho crecer y consolidar los vínculos personales y emocionales que nos han traído hasta aquí. Nuestra creatividad y fortaleza es la suma de una multiplicidad de maneras de pensar y de entender; unas más humanistas, otras más sociales y otras más científicas pero todas, juntas en su efervescencia, mágicas”.
NK: ¿Cómo os imagináis la escuela del futuro?
Iolanda: “Nos pueden dar las diez de la noche y no habríamos terminado. Tendría que ser una educación viva, en movimiento constante, fluida. Debería ser, además, un modelo que creciera con las personas. Una propuesta educativa que responda al modelo de sociedad que queremos o que buscamos”.
Noemí: “Yo necesito una educación en tribu, en red y desde distintos ámbitos. Que no excluya a nadie. Por ejemplo, que sepa integrar la experiencia de las personas jubiladas. Que sea una educación en comunidad, en la que las paredes no existan. Mucho más allá de los conocimientos en sí. Que se centre en una educación como seres humanos, en la realidad y la sociedad que deseamos, la queremos todos en conjunto, dentro de un ecosistema común”.
Nuria: “Estoy completamente de acuerdo con mis compañeras. También debiera ser una educación lo más personalizada posible, lo más ajustada a cada persona. Es muy difícil, lo sé, pero se trata de acercarnos lo más posible a eso. Es importante que convirtamos el aprendizaje en disfrute, que no veamos a chicos y chicas sufriendo”.
Iolanda: “Para mi debe ser un modelo que abra el camino para ser feliz. Que los estudiantes disfruten de lo que hagan. Que la educación contribuya a que seamos felices en lo que somos y en lo que hacemos”.